Quizá me equivoqué contigo
por haber confiado en mí mismo
y, ahora,
nos haya perdido a ambos.
Quizá me equivoqué contigo
por haber confiado en mí mismo
y, ahora,
nos haya perdido a ambos.
Hay cosas que nunca te he dicho,
como por ejemplo,
que tus besos en mi piel
no dejan marcas de labios,
sino heridas sangrantes que buscan ser curadas.
Tampoco te he dicho
que tu mirada
es un escalofrío que me recorre la espalda,
o que tenerte a mi lado
es como sentir que mi cuerpo
se hace y se deshace en pedazos.
Nunca te he dicho
que verte caminar
es la forma más hermosa
que puede adquirir el arte,
deseo perderme en tu forma de andar
y que me encuentres allí,
donde tu sombra se esté besando con la mía.
Pero jamás te lo diré,
porque aun no sé
si prefieres que te mienta
a que te cuente estas verdades.