Por dentro,
los huesos roidos,
vacío,
el corazón marchito,
sequía en las venas.
Por fuera,
descosido,
la piel
en blanco y negro,
color incoloro.
Desecho,
para volver a componerse
las veces que haga falta.
Por dentro,
los huesos roidos,
vacío,
el corazón marchito,
sequía en las venas.
Por fuera,
descosido,
la piel
en blanco y negro,
color incoloro.
Desecho,
para volver a componerse
las veces que haga falta.
Venimos de la tierra,
flor
y fruto.
Rocío para el alma,
estambres
y ojos.
Luz en el rostro,
sombra
y sombra.
Y sombra,
y tierra,
y de la vida
la nada.
Venimos de la tierra,
volvamos a ella.
Somos el haz
y el enverso,
la cara
y la cruz,
la sombra
y su mundo.
Somos la voz
y el silencio.
La flor del otoño,
el sol del invierno.
Somos
estando dormidos,
somos
soñando despiertos.
Somos
lo que una vez fuimos,
y no volveremos a serlo.
Surcos,
grietas en el rostro,
demasiado tiempo
sin ser acariciada.
Sombras,
frío y silencio.
La piel abierta,
su sangre derramada y,
su alma,
frágil,
no sabía si estaba
medio vacía,
o medio llena.